La población latina en el área metropolitana de la ciudad de Nueva York ha alcanzado un hito demográfico importante: la mitad de los latinos del área ahora viven fuera de los cinco distritos, según una investigación recientemente publicada.
La mitad de los latinos que viven en el área metropolitana está distribuida así: 26 por ciento viven en los condados de Nueva Jersey, 13 por ciento en condados del norte como de Fairfield, Connecticut, y un 11 por ciento en el condado de Long Island.
Según el más reciente estudio de Laird Bergad, director del Centro de Estudios Latinoamericanos, del Caribe y latinos del Graduate Center, CLACLS por sus siglas en inglés, de City University of New York, “esto es el producto de una interesante paradoja: más personas están llegando, de lugares más diversos [de latinoamérica], pero más personas están saliendo a los suburbios”.
Esta tendencia se puede explicar teniendo en cuenta múltiples factores. Como lo menciona el autor del informe durante la entrevista, “esto es parte de la experiencia del inmigrante en Nueva York. Le pasó a los italianos y a los irlandeses”.
Para Bergad los latinos sencillamente están siguiendo la forma en que otros grupos de inmigrantes se han integrado a la sociedad norteamericana en donde la primera generación llega por lo general a grandes ciudades receptoras de inmigrantes y luego se mudan a las áreas metropolitanas.
“Es un movimiento casi que natural entre inmigrantes. No se trata de un excepcionalismo latino, es solo que los latinos llegaron más tarde”, dice Bergad.
Como lo menciona el informe publicado por el CLACLS-Latino Data Project llamado “The Geographical Distribution of the Latino Population of the New York City Metropolitan Area, 2018” (La distribución geográfica de la población latina del área metropolitana de la ciudad de Nueva York, 2018), en 1960 el 86 por ciento de todos los latinos en el área metropolitana vivían en la ciudad de Nueva York, “lo que indica claramente que como los inmigrantes que llegaron de Europa a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, los latinos se establecieron primero en la ciudad y luego se trasladaron a los condados circundantes”, dice el informe.
Para Carlos Vargas-Ramos, director de la política pública del Centro de Estudios Puertorriqueños de City University of New York, esta tendencia es fruto de por dos procesos, “ambos nacionales, no únicos de la población hispana”.
El primero es “la suburbanización de los Estados Unidos, así que los hispanos al igual que el resto de la población, llegaron a centros urbanos y luego, con el tiempo, se trasladan a los suburbios”, dice Vargas-Ramos. El censo 1990 mostró que casi la mitad de la población del país vivía en los suburbios, en comparación con la cuarta parte en 1950 y la tercera parte en 1960 y desde el año 2000, las zonas suburbanas y las pequeñas áreas metropolitanas han crecido más rápidamente que las poblaciones en la ciudades, según el Pew Research Center.
El segundo es “la incorporación o asimilación o intergración de la población inmigrante que con el paso del tiempo se va otras zonas del país. Hace dos décadas muchos de los inmigrantes se van directamente a zonas circundantes”, dice Vargas-Ramos.
Adicionalmente, como lo resalta tanto Bergad como Vargas-Ramos, los cascos urbanos han crecido y ahora son como pequeñas ciudades donde se encuentran oportunidades de trabajo sin la necesidad de movilizarse a la gran manzana.
La suburbanización de la población latina es un fenómeno que ha venido ocurriendo desde el año 2000, dice Vargas-Ramos y se afianzó en el 2010, luego de la crisis financiera de 2008. “Pueblos pequeños en Hudson Valley o Yonkers, que es ciudad pequeña, son un ejemplo de esto. Pueda que la cantidad de empleo no sea la misma que en las ciudades, pero hay un oferta atractiva”.
“En general, la gente va a donde están los trabajos y las viviendas asequibles”, dice Alyshia Gálvez, profesora de estudios latinoamericanos y latinos en Lehman College. “También van a lugares donde conocen gente —una persona que se muda a New Rochelle por un trabajo o un apartamento asequible puede ser seguida por otros, hasta que se desarrolle una pequeña comunidad—”, agrega.
Todos estos aspectos son considerados a la hora de explicar por qué la mitad de los latinos vive en la ciudad y la otra se ha ido al área metropolitana de Nueva York. “Así que no es una dicotomía, son factores múltiples”, dice Vargas-Ramos.
Pero como en todo lo que tiene que ver con los latinos, no se pueden hacer generalizaciones apresuradas. Si bien los puertorriqueños componen la mayor población viviendo en el área metropolitana, ahora, son justamente los dominicanos quienes representan la mayor población de latinos en la ciudad de Nueva York con un 30 por ciento.
Los puertorriqueños representan ahora el 28 por ciento de la población latina de la ciudad, seguidos por los mexicanos con el 13 por ciento, los ecuatorianos y los colombianos con ocho y cinco por ciento, respectivamente.
“Los puertorriqueños pueden estar en la tercera o cuarta generación así que tienden a salir”, dice Vargas-Ramos, “mientras que los dominicanos son primera o segunda generación”.
De acuerdo con el autor del reporte, “se debe mirar los datos empíricos para saber si la gentrificación fue o no un factor que ayudó a expulsar a los latinos de la ciudad”. En otro reporte publicado por el CLACLS sobre gentrificación en Washington Heights e Inwood, se reconoce que hubo un aumento en el número de blancos adinerados viviendo estos barrios y que la población dominicana aumentó. “Las comunidades se remoldean: hay personas más educadas, con mayores ingresos”, dice Bergad.
Sin embargo un estudio del Instituto de Estudios Dominicanos de CUNY sí reconoce que estos barrios han empezado a gentrificarse y muchos de los residentes de larga data, de la clase trabajadora y de los inmigrantes han sido desplazados. Este estudio enfatiza que “la presencia de los dominicanos en la ciudad de Nueva York, y en particular en el histórico enclave étnico dominicano de Washington Heights no puede darse por sentada”.
La combinación de viejas y nuevas generaciones de latinos viviendo en la ciudad se ha sentido en la representación política, cultural y económica. “Entre 2012 y 2013 se da un cambio. Hay un poco más de representación en el consejo de la ciudad y la asamblea legislativa. Además, han crecido las poblaciones así como las nacionalidades y ha crecido el voto, aunque aún no con paridad pero sí hay una mayor representación”, señala Vargas-Ramos.
Así que como lo recomendó Bergad, para comprender la experiencia de los latinos en los Estados Unidos ahora, “se debe ver el área metropolitana. La ciudad ya no es el centro de atención”.