Los inmigrantes adultos sin hijos que deseen prolongar su estancia en un refugio deberán demostrar que reúnen una de varias “circunstancias atenuantes” para poder optar por una cama más allá de los 30 o 60 días iniciales.
Este artículo se publicó originalmente en inglés el 17 de mayo. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
La alcaldía ha empezado a emitir decisiones provisionales para los inmigrantes adultos sin hijos que deseen prolongar su estancia en el albergue más allá de los 30 o 60 días iniciales, y que deben demostrar que cumplen una de varias “circunstancias atenuantes” para poder optar a otra cama.
Las nuevas reglas forman parte de un acuerdo de conciliación alcanzado en marzo, tras meses de negociaciones entre la administración de Eric Adams y los defensores de las personas sin hogar en torno a la política neoyorquina de décadas de antigüedad sobre el derecho a refugio, que el alcalde trató de modificar alegando la llegada de casi 200.000 nuevos inmigrantes en los dos últimos años, de los cuales unos 65.000 se encuentran actualmente en el sistema de refugios de la ciudad.
Según el acuerdo de conciliación, los inmigrantes adultos cuyos plazos de estadía expiren no podrán prorrogar sus estancias a menos que cumplan ciertos criterios, como tener discapacidad, estarse recuperando o preparando para un procedimiento médico, o haber “hecho esfuerzos significativos para salir del sistema de alojamiento y/o salir de la ciudad de Nueva York pero necesitan tiempo adicional para salir”. Las familias inmigrantes con hijos no están sujetas a estas reglas.
Desde el miércoles 15 de mayo, el primer grupo de inmigrantes que han recibido la nuevas cartas y cuyas estancias terminan pronto han podido llevar sus documentos al Centro de remisión de pasajes para inmigrantes y solicitantes de asilo (Reticketing Center) en el East Village para que los revisen, antes de darles una evaluación final.
Funcionarios de la ciudad dijeron que 29 personas han presentado sus casos hasta ahora, 15 de los cuales se les dijo que no cumplían los criterios para una extensión, mientras que otros 14 fueron aprobados para más tiempo. Según Kayla Mamelak, portavoz de la alcaldía, los rechazados seguían en sus refugios el viernes porque aún no había vencido el plazo de salida. Y todavía pueden volver a presentar una solicitud con información adicional antes de ser expulsados, añadió.
Durante una rueda de prensa en mayo 17, la jefa de gabinete del alcalde Eric Adams, Camille Joseph Varlack, explicó que hay dos caminos para obtener prórrogas. Pueden obtener una prórroga automática si cumplen una de las siguientes condiciones: firmar un contrato de alquiler que comienza en el plazo de un mes; tener un cita de inmigración, procedimiento médico grave o planes para abandonar la ciudad programados en el plazo de un mes; estar recuperándose de un procedimiento médico que afecta a su capacidad para abandonar el refugio; o tener entre 18 y 20 años y estar matriculados en bachillerato.
La segunda vía consiste en demostrar que se han hecho “esfuerzos significativos” para abandonar el sistema de refugios, que se considera caso por caso: contará a favor del solicitante, por ejemplo, si ha solicitado el Estatus de Protección Temporal, asiste a la universidad o a clases de inglés, puede documentar su búsqueda de empleo o vivienda, entre otros posibles documentos expuestos en una carta de notificación de la ciudad.
Josh Goldfein, abogado de la Legal Aid Society que negoció el acuerdo sobre el derecho al refugio junto con la Coalition for the Homeless, dijo que la ciudad utilizó un sistema de 20 puntos para evaluar los casos de los menos de 30 inmigrantes que han solicitado evaluaciones hasta ahora, en el que las personas ganar puntos por cada esfuerzo que demuestren para abandonar el refugio. Pero el sistema aún se está afinando y negociando, añadió, y podría cambiar.
“Nuestros equipos designados revisarán la información proporcionada por los huéspedes, indicando por qué necesitan permanecer en el refugio durante más tiempo y para ayudarles con la planificación de la salida”, escribió Mamelak a City Limits por correo electrónico.
“Aunque estos nuevos cambios requerirán cierta adaptación, confiamos en que ayudarán a los inmigrantes a pasar a la siguiente etapa de sus viajes, reducirán la importante carga que soporta nuestro sistema de albergues y nos permitirán seguir prestando servicios esenciales a todos los neoyorquinos”, añadió.
Según los términos del acuerdo de conciliación, la ciudad también debería haber despejado una lista de espera para los inmigrantes recién llegados que buscan una cama en un refugio, asegurándoles una nueva ubicación el mismo día en que la solicitan. Pero, según Goldfein, desde el 8 de abril, fecha en que debía entrar en vigor este cambio, la alcaldía se ha esforzado por reducir el tiempo de espera a menos de 24 horas.
“Hay días en que se cumplen todos los requisitos, y otros en los que ha habido personas que no han conseguido cama”, explicó.
Aun así, es una mejora con respecto a la situación anterior al acuerdo, cuando los inmigrantes esperaban días o semanas para ser reubicados, pasando las noches en una de las cinco abarrotadas “salas de espera” que funcionaban entonces. “Antes no daban plaza a nadie el mismo día”, dijo Goldfein.
Según los nuevos términos, algunos centros de acogida para inmigrantes, destinados a atender a quienes rechazan otras ofertas de alojamiento, llegan tarde por la noche o simplemente necesitan un espacio temporal para permanecer bajo techo, pueden seguir funcionando. Pero estas instalaciones, que no disponen de camas, no pueden utilizarse como centros de acogida a largo plazo.
City Limits hizo un seguimiento del tiempo que tardaron varios inmigrantes en encontrar una nueva cama tras una visita al Centro de remisión de pasajes para inmigrantes y solicitantes de asilo el 7 de mayo. Varios de ellos fueron reubicados en menos de 24 horas.
A Mary, de 42 años, le llevó un poco de tiempo: llegó a reaplicar a las 9 a.m el 7 de mayo, luego de que expirara su estancia de 30 días en el refugio en las carpas de Randall’s Island, y fue reubicada en el mismo lugar sobre las 3 p.m del 8 de mayo.
Sin embargo, a una pareja de Venezuela le llevó tres días. Mirla y Lirio, quienes pidieron ser identificados sólo por sus nombres de pila, dijeron que pasaron las noches del 7, 8 y 9 de mayo en un centro de acogida con sede en Church of God de East Flatbush, Brooklyn. Como en otros centros de acogida sobre los que City Limits ha informado, se pide a los inmigrantes que no duerman en el suelo.
“Juntamos sillas para hacer algo como una cama”, explica Mirla, de 52 años.
Durante el día, volvían al Centro de remisión de pasajes a esperar. La tarde del 7 de mayo, Lirio salió a la entrada a tomar el aire, con una camiseta que decía en inglés “Never stop the hustle” (Nunca dejes de luchar). Su esposa seguía haciendo fila adentro.
“Está haciendo amigos adentro”, dijo el hombre de 55 años. “A ver adónde nos mandan hoy”, añadió, antes de volver a entrar a esperar. Finalmente, la pareja fue ubicada en Randall’s Island sobre las 9 a.m del viernes 10 de mayo.
La ciudad se refirió a estos casos, en los que los tiempos de espera superan el día, como “muy raros”, y explicó que esto podría haber ocurrido “porque la gente abandona el edificio antes de que una cama esté disponible”, escribió por correo electrónico Aries Dela Cruz, portavoz de New York City Emergency Management (NYCEM por sus siglas en inglés). La pareja, sin embargo, refutó esta afirmación asegurando que no abandonaron el edificio mientras reaplicaban.
Ninguna de las personas con las que City Limits habló a principios de este mes que volvían a solicitar refugio en el Centro de remisión de pasajes había recibido información sobre los nuevos términos del acuerdo de conciliación y las limitadas circunstancias en las que podrían extender sus estancias en el refugio.
Joseph Varlack dijo el viernes que unos 6.500 migrantes han recibido estas nuevas cartas.
“Si al ser dados de alta los inmigrantes consideran que tienen una circunstancia atenuante que requiere una prórroga de su estancia en el refugio, se les animará a hablar con su planificador de salidas y con los responsables de su centro HERRC o Respite Center”, dijo un portavoz de NYCEM. Una de las grandes incógnitas que quedan por resolver es cómo se reevaluará a quienes cumplan los criterios para una prórroga en caso de que soliciten otra una vez transcurrido ese tiempo.
“Todavía no tienen una respuesta para eso”, dijo Goldfein.
“La alcaldía dice que no quiere ver gente en la calle. Su objetivo es animar a la gente y trabajar con ellos para que hagan lo que crean que tienen que hacer para tratar de salir”, dijo. “Pero vamos a hacer un seguimiento muy de cerca para asegurarnos de que la gente recibe la consideración adecuada a todos los esfuerzos que están haciendo”.
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