Si bien el fondo de trabajadores excluidos está diseñado para que se distribuyan los fondos por orden de llegada, esto no significa necesariamente que quienes aplicaron primero recibieron los fondos primero.

Courtesy Make the Road New York

Trabajadores y defensores de los inmigrantes marcharon por el puente de Manhattan en marzo.

El fondo de los trabajadores excluidos de Nueva York (Excluded Workers Fund) ha cerrado oficialmente y muchos aún están en el limbo: unos porque aplicaron en los últimos días cuando no se aseguraba que el solicitante recibiría los fondos, otros porque aplicaron tiempo atrás, pero están en medio de una apelación o sus documentos han vuelto a ser revisados.


Silvia, de 37 años y quien pidió que no se incluyera su apellido, aplicó en las primeras semanas de agosto, justo cuando el fondo recién abría y muy pronto su solicitud fue denegada. Ella apeló la decisión y para el 27 de ese mes su apelación también fue denegada.

“Su apelación fue denegada por la siguiente razón”, decía el mensaje de texto que le enviaron, “No podemos procesar su solicitud”.

Cuando lograba comunicarse con alguien del Departamento de Trabajo, entidad a cargo de este programa, para preguntar qué pasaba, los operadores le decían que no podían ver cuál había sido el motivo de la negación, asegura ella.

“Yo estuve en el hospital [por COVID-19 en marzo de 2020], perdí mi empleo”, cuenta Silvia, “pasé una semana en el hospital de Flushing. Soy mamá soltera, ¿por qué no cumplo con los requisitos?”

Este fondo de trabajadores estaba diseñado específicamente para proveer ayuda financiera a los neoyorquinos que sufrieron pérdida de ingresos durante la pandemia del COVID-19 y que además fueron excluidos de los programas federales de asistencia, como Silvia.

Así ella volvió a aplicar. El 11 de septiembre negaron su segunda aplicación y esta vez el mensaje de texto decía que no se había proporcionado información adicional a tiempo.

Nublada por la angustia de quedarse por fuera, fue a donde su contadora, quien ha diligenciado sus impuestos antes, y presentaron una tercera aplicación. “Yo me senté en su oficina y cuando terminó la aplicación me dijo, son $200 dólares”. Silvia sabía que muchas organizaciones no cobraban por el trámite de la aplicación, sin embargo, no quería recibir una tercera negación, así que pagó.

Tan pronto como el fondo abrió en agosto, surgieron anuncios en redes sociales de preparadores de impuestos que cobraban por diligenciar la solicitud al fondo e incluso Silvia había visto letreros que decían, $150 dólares por la solicitud al fondo, mientras caminaba por la avenida Roosevelt con 104, en Queens.

“No sé. Me dio esperanzas, pueda que esta vez sí me vaya bien”, dijo Silvia tratando de buscar más razones al por qué había pagado.

El 24 de septiembre, días después, el Departamento de Trabajo (DOL por sus siglas en inglés) advertía en su página web que el fondo estaba a punto de agotarse y por ello no podía garantizar la ayuda a los futuros solicitantes. Y para la noche del 8 de octubre cerraba y dejaba de recibir solicitudes.

“Los solicitantes que ya hayan presentado una solicitud completa pueden seguir accediendo a su cuenta para ver el estado de la misma o responder a peticiones de información”, explicaba el DOL.

Sin saber aún si su solicitud sería aprobada o negada por tercera vez, Silvia decidió ponerse en contacto con City Limits.

Dudas generadas por la espera

Rosa, de 41 años y quien también prefirió que no se incluyera su apellido, también contactó a City Limits porque ella creía que se había cometido una injusticia con su caso: ella había aplicado el 11 de agosto, su caso fue denegado, ella apeló y no había vuelto a saber nada.

“Yo entiendo que las cosas llevan su tiempo”, dijo Rosa por teléfono, “pero a las personas que yo ayudé a aplicar, mi comadre, fueron aprobados antes que yo”.

Rosa cuenta que buscó artículos sobre los problemas que estaba teniendo el fondo de trabajadores excluidos, pero no encontró nada sobre la larga espera por la que habían pasado algunos solicitantes.

“Uno se desilusiona y se pregunta, ¿por qué hacen esto?”, dijo Rosa.

Claudia, de 44 años y quien también prefirió que no se incluyera su apellido, llegó a creer que por el tiempo que estaba tomando su caso, entonces todo se trataba de una estafa y quiso advertirlo comentando en una entrada de City Limits en redes sociales.

“Es una falsedad eso [del fondo de trabajadores excluidos]”, comentó ella. “Yo cumplo con todos los requisitos. Desde el 2 de agosto envié la solicitud y la respuesta siempre fue en proceso”.

Cuando se le preguntó al DOL si era posible que solicitantes aún no tuviera respuesta de su solicitud luego de dos meses, el DOL no dio una respuesta directa y dijo que seguiría tramitando las solicitudes por orden de llegada hasta que los fondos se agotaran.

Hasta el día de la publicación, el DOL reporta 350.823 peticiones, 130.623 aprobadas. El número total de peticiones, explica Bianca Guerrero, coordinadora de la campaña del fondo de trabajadores excluidos de Make the Road New York, incluye peticiones duplicadas.

City Limits pidió al DOL el estimado de solicitudes duplicadas hasta el momento, pero el DOL no proveyó una cifra y señaló que la gran mayoría de las denegaciones bien eran duplicados o solicitudes que ellos determinaron como no válidas.

City Limits además solicitó el número de peticiones denegadas hasta el momento, el número de apelaciones y el número de apelaciones que resultaron en victoria, pero toda esta información tampoco fue dada por el DOL.

Según Guerrero, “hasta el momento, el número de negaciones no es una fuente importante de preocupación”.

Columbia County Sanctuary Movement, que sirve como coordinador de la región de la capital del estado para el fondo de trabajadores excluidos, dijo que de 10 apelaciones que sus miembros han realizado, solo una ha resultado en victoria.

Aún más raro es que luego de la negación de una aplicación el DOL decida volver a revisar la aplicación. Este es el caso de Laura, de 31 años y quien pidió que no se incluyera su apellido. “Aplicó solo mi esposo. Yo no sabía que se podía hacer individualmente”, dijo Laura por teléfono.

Ellos aplicaron el 9 de septiembre y el 5 de octubre les llegó la negación. Apelaron la decisión y el 8 volvía denegada. “Ingresamos y no había razón. No decía. Solo se veía que no”, dice ella.

En la tarde del 14 de octubre, un representante del DOL llamó a decirles que iban a reevaluar el caso.

El fondo de trabajadores excluidos está diseñado para que se distribuyan los fondos por orden de llegada, sin embargo esto no significa necesariamente que quienes aplicaron primero fueron los primeros en recibir los fondos. Patricia, por ejemplo, luego de completar su solicitud el 2 de agosto, ayudó a sus amigos a diligenciar sus aplicaciones y ellos recibieron la ayuda a las pocas semanas después.

También se le preguntó al DOL cómo se resolvería la disyuntiva entre quienes aplicaron temprano pero estaban en proceso de apelación y a aquellos que completaron la solicitud después de estos primeros sin problemas en la última fase del programa cuando los fondos se estaban agotando, pero el DOL no dio muchos detalles y solo dijo que seguirán tramitando las solicitudes en el orden en que se hayan recibido hasta que se agote el fondo.

City Limits también le preguntó al DOL si podía haber personas que habían aplicado al fondo en los primeros días de agosto y que al 11 de octubre no hubiesen recibido ninguna notificación diciendo que habían sido aprobados o denegados, pero el DOL no se refirió al caso.

El 12 de octubre Claudia recibió un mensaje de texto que decía que su aplicación había sido aprobada. El 21 de octubre la petición de Rosa fue aprobada. Al 5 de noviembre, ni Laura ni Silvia han recibido alguna notificación.