En marzo de 1929, el Senador de Carolina del Sur Coleman Livingston Blease redactó una ley de inmigración que tipificaba como delito menor entrar al país y esto sirvió de base para que en 1952, el Congreso aprobara la ley Immigration and Nationality Act (de Inmigración y Nacionalidad). Estos dos delitos se convirtieron en los delitos federales más perseguidos en los últimos años, asegura el American Immigration Council.
Dicen que la historia se repite: hace casi 100 años, justo cuando el Congreso comenzaba a sentir que la inmigración procedente de México aumentaba —como ahora—, se empezó a criminalizar la entrada y el reingreso al país en la frontera.
En marzo de 1929, el Senador de Carolina del Sur Coleman Livingston Blease redactó una ley de inmigración que tipificaba como delito menor entrar al país entre puertos de entrada.
También tipificaba como delito el reingresar al país después de haber sido deportado, y proponía un castigo de hasta dos años de prisión.
Blease orquestó un acuerdo que condujo a la ley “Undesirable Aliens Act” de 1929, que hizo que la entrada no autorizada al país se volviera ilegal, y así el Congreso pudo limitar la inmigración desde México sin implementar una prohibición total.
La ley de Blease permaneció vigente hasta 1952, cuando el Congreso aprobó la ley Immigration and Nationality Act (de Inmigración y Nacionalidad), que reorganizó partes de la ley existente y estableció nuevas disposiciones. Esta tipificó los delitos de entrada ilegal/8 U.S.C. § 1325 y reingreso ilegal/8 U.S.C. § 1326.
Estos dos delitos se convirtieron en los delitos federales más perseguidos en los últimos años, asegura el American Immigration Council, constituyendo en 2018, el 65 por ciento de todos los procesos penales en los tribunales federales.
“Defender el lugar de [estos] criminales extranjeros en Estados Unidos es exactamente lo que hace este libro” dice César Cuauhtémoc García Hernández en su recién publicado libro “Welcome the Wretched: In Defense of the ‘Criminal Alien’”, que se podría traducir como “Bienvenido al desgraciado. En defensa del “extranjero criminal””.
“La migración nunca debería criminalizarse y la evidencia de un delito no debería tener cabida a la hora de decidir quién vive aquí y quién no”, agrega García Hernández.
Así que para hablar de su propuesta y su libro, invitamos a García Hernán.
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