lottery sign

J. Murphy

Haga sus apuestas: 204th Street en el Bronx.

 

Traducido por Daniel Parra. Read the English version of this story here.

Hoy será un día ajetreado para los neoyorquinos que juegan a la lotería.

El juego de 3 dígitos conocido como Numbers tiene un sorteo a las 12:20 y otro a las 7:30, al mismo tiempo que Win 4 selecciona sus dígitos dos veces al día. A las 8:30 es el sorteo de Pick 10, y luego Cash for Life se sorteará a las 9 p.m. Después de un breve descanso, a las 11 p.m. descubriremos si alguien que realizó una apuesta de $2 reclamará el premio mayor de $192 millones del Mega Millions. Veintiún minutos después será el sorteo de Take Five.

Para aquellos que el martes se queden por fuera del grupo de los ganadores, como lo hará la gran mayoría de los jugadores, no se preocupen: el miércoles hay un sorteo del premio mayor de $ 80 millones de Power Ball, al igual que la lotería de $4,8 millones, junto con los juegos diarios: Numbers, Win 4, Take 5, Pick 10. El viernes llega con otra oportunidad en Mega Millions. El sábado, los sorteos diarios de Lotto y PowerBall repiten. Y cada cuatro minutos, durante el día y en la oscuridad de la noche, todos los días del año, se corona a un ganador de Quick Draw. Si estas opciones no son para usted, hay seis docenas de juegos de raspa y gana para elegir.

Hoy será un día ajetreado para los neoyorquinos que juegan a la lotería porque todos los días son ajetreados para los neoyorquinos que juegan a la lotería. Es así como el sistema ganó $10.3 mil millones el pasado año fiscal. Aproximadamente $3.5 mil millones de esos ingresos fueron para apoyar educación, esa fue la justificación usada para cambiar la constitución del estado y crear la lotería hace más de cinco décadas.

Ahora, el presidente del condado de Bronx, Rubén Díaz Jr. alarmado por el impacto de la lotería en las comunidades de bajos ingresos está pidiendo una serie de cambios para determinar dónde se realiza la lotería y cómo se distribuye la ayuda escolar.

“Deberíamos ser más equitativos y más cuidadosos cuando pensamos sobre lo que hacemos con estos ingresos, especialmente si las personas con bajos ingresos tienen  tasas más altas de consumo de la lotería que las personas más ricas”, dijo Díaz a City Limits. “Estamos siendo estafados”.

Impacto desproporcionado

Rubén Díaz Jr., quien sirve su tercer y último mandato y quien será probablemente candidato a la alcaldía en 2021, propuso en un informe publicado el lunes que la ayuda educativa de la lotería se dirija solo a las escuelas para estudiantes de familias de bajos recursos (escuelas de Título I). También está proponiendo la prohibición de la venta de la  lotería en puntos de cambio de cheques, que atienden a personas que no hacen parte del sistema bancario y de bajos ingresos. En conjunto, las propuestas intentan mitigar la naturaleza retrógrada de la lotería. Según el informe del presidente del municipio:

A nivel nacional, las personas de bajos ingresos tienen más probabilidades de jugar a la lotería que las personas de mayores ingresos. Además, las personas de bajos ingresos usan una proporción desproporcionada de sus ingresos en la lotería. Las personas blancas tienen más probabilidades de jugar a la lotería que las personas de cualquier otro grupo racial, pero los afroamericanos que compran la lotería juegan con más frecuencia y en general gastan más. Según una encuesta realizada por Bankrate, el 28 por ciento de las personas que ganan menos de $30.000 por año compran la lotería al menos semanalmente, en comparación con el 18 por ciento de los que ganan más de $75.000. El estadounidense promedio gasta $17 dólares por semana en boletos de lotería. Además, un estudio sobre la lotería en Connecticut encontró que los residentes de los códigos postales más pobres son más proclives a comprar la lotería que los residentes de los códigos postales más ricos.

“Debido a que las personas de bajos ingresos compran una cantidad desproporcionada de los juegos de lotería, esto tiene el efecto de quitar dinero de personas de bajos ingresos y de sus comunidades”, dice el informe. “Y aunque la financiación educativa que proporciona la lotería ayuda a apoyar a los distritos de todo el estado, la compra desproporcionada de la lotería por parte de personas de bajos ingresos debería exigir que las ganancias de las ventas de lotería se destinen más a las escuelas de las comunidades de bajos ingresos”.

¿Es necesaria una nueva fórmula?

Díaz sostiene que la fórmula de distribución actual, si bien tiene en cuenta los niveles de ingresos, pone demasiado peso en otros factores. El cambio para enviar la ayuda solo a las escuelas de Título I corregirá ese desequilibrio y esto no necesariamente será un beneficio exclusivo para los cinco distritos. “Hay muchas escuelas del norte del estado que también son elegibles bajo el Título I”, señala el Díaz.

Díaz argumenta que las escuelas del Título I podrían utilizar el dinero extra de la lotería para implementar medidas más amplias contra la pobreza, como educación financiera, preparación de exámenes y asesoramiento profesional, siempre y cuando que esas iniciativas cumplan con el requisito constitucional de ser orientadas para “la ayuda o el apoyo a la educación”. 

“Bajo ese paraguas, vamos a abarcar más. Consigamos consejeros académicos y expandamos nuestro programa de la enseñanza del inglés”, dice Díaz. “Hagamos cosas como financiar programas extracurriculares en las comunidades que los necesitan. Tengamos clínicas de salud mental en las escuelas. Hagamos programas de pasantías. Necesitamos financiamiento para todas esas iniciativas”.

La Comisión de Juego del Estado de Nueva York, que supervisa la lotería y otros juegos de azar en el estado, dijo en un comunicado que estaba revisando el informe.

Cheques en efectivo, compre la lotería en otro lugar

Según las estadísticas de 2013, aproximadamente el 12 por ciento de los hogares de la ciudad de Nueva York no tienen una cuenta bancaria tradicional, y otro 25 por ciento tienen sólo un acceso restringido a los servicios  bancarios, lo que significa que sí tienen un banco regular, pero todavía utilizan servicios financieros alternativos como tiendas para cambiar cheques. Esas cifras son más altas en el Bronx, donde el 22 por ciento no tienen acceso a bancos y el 31 por ciento tienen sólo un acceso restringido a los servicios. Desde 1994 cuando Mark Green, el entonces defensor público, llamó la atención sobre este hecho y lo describió como una política “cuestionable”, ha habido cierto nivel de preocupación por permitir las ventas de lotería en los establecimientos de cambio de cheques.

Díaz quiere prohibir esas ventas, que él dice que son “generalizadas”, y con ello  “desalentar a las poblaciones de bajos ingresos que suelen utilizar los servicios de cambio de cheques para comprar la lotería”, según el informe.

“Si bien la lotería apoya la educación en Nueva York, jugar a la lotería es generalmente una apuesta a perder”, dice el reporte. “No debería alentarse a las personas de bajos ingresos a gastar su dinero en la lotería en negocios que ya les hacen gastar más dinero del que gastarían si usaran los servicios bancarios tradicionales”.

La prohibición de las ventas de lotería en los establecimientos donde cambian cheques también ayudaría a combatir los problemas de apuestas, dice Díaz. Sostiene que el estado investiga muy poco sobre el alcance de la adicción a las apuesta y no ofrece programas de tratamiento para ludópatas en el Bronx ni en otros 39 de los 62 condados del estado de Nueva York.

¿Sigue siendo una apuesta inteligente?

Pero si la adicción al juego es una preocupación real, el atractivo de aportarle a la lotería es tan peligroso que debe prohibirse en algunos lugares. Además son las personas de bajos ingresos quienes están financiando desproporcionadamente la ayuda educativa que en otro escenario podría ser generada por un sistema fiscal progresivo, entonces ¿por qué no deshacerse de la lotería por completo?

Díaz, quien dice que compra la lotería cuando los premios superan los $100 millones, cree que una prohibición más amplia simplemente no es posible, o incluso apropiada. “Ese caballo ya está fuera del establo”, argumenta Díaz. “Las personas tienen todo el derecho de jugar a la lotería o apostar  si eso es lo que eligen”.

Les Bernal, director nacional de Stop Predatory Gambling, no está tan seguro. Él le da crédito a Díaz por comenzar una conversación que podría conducir a una reconsideración sobre lo acertado de financiar escuelas a través del juego.

“Los miles de millones de pérdidas financieras sufridas por los ciudadanos de bajos ingresos a manos de State Lottery representa  uno de los obstáculos para salir de la pobreza a los que se le ha prestado menos atención”, dijo Bernal a City Limits. “Por el tiempo que duren las prácticas abusivas de la lotería será la vara para medir a los funcionarios públicos, los líderes de opinión y los ciudadanos preocupados de todas las tendencias políticas que profesan un deseo de mejorar las oportunidades y aliviar la pobreza, pero lamentan las pocas herramientas que tienen para solucionarlo. Esta propuesta es un primer paso muy necesario”.